La noche previa a la carrera llovió intensamente, así como durante la carrera que se alternó con ciertas pausas, haciendo el desarrollo de la carrera más compleja y dura, hago que siempre me beneficia ante mis rivales.
En el recorrido destacaban cinco largas ascensiones que hacían temer una carrera muy, muy larga y exigente. Pero como siempre pasa, una vez puesto el dorsal en la bici las referencias cambian, las subidas interminables se hacen más cortas a base de imprimir un ritmo agónico, los descensos se asumen riesgos que nunca te plantearías fuera de carrera, no te permites un solo momento de sosiego, esprintas a la salida de cada curva, intentas que la bicicleta corra y corra siempre un punto más. Resultado… 30’ menos de mis mejores pronósticos.